jueves, 17 de enero de 2013

La evaluación y la medición en contextos escolares

Elaborado por Profr. Pedro Morán Rosas
Lic. En Pedagogia.

La sociedad en general y los individuos en particular al culminar su transito por las instituciones educativas tienen una visión acerca de lo que estas significaron en el desarrollo de su ser. Algunos consideran que les sirvió de alguna manera aunque no puedan expresar con exactitud esta manera, otros consideran que les sirvió de mucho y argumentan que para ser mejores personas o para superarse, aunque no sepan en que consiste dicha superación, de tal manera la evaluación que realizan acerca de su estancia en la instituciones educativas es muy subjetiva y poco precisa.

            Evaluar los procesos educativos implica un conocimiento acerca de la materia, que muy poca gente tiene, sin embargo todo mundo se atreve a dar su opinión al respecto. Es cierto que en los primeros años de transcurso en la escuela no nos proporciona la visión para entender lo que debemos esperar de las instituciones educativas, incluso muchos terminan sin saber a ciencia cierta que fue lo que les brindo esta. Es claro que la escuela proporciona conocimientos que la vida cotidiana no puede brindarnos, razón por la cual las personas que no ingresaron jamás en un centro educativo se convierten en analfabetas, sin la capacidad de leer y escribir ni de sumar y restar, en el mejor de los casos. O personas que presentan problemas para elaborar un reporte, un resumen de los hechos, un análisis de resultados, etc.

            Estas actividades tal vez se puedan ir aprendiendo cuando se inserta uno en el campo laboral, pero esto se hace de una manera aleatoria y poco intencional, lo que convierte el proceso en algo caótico y difícil de entender.

            Por todo lo anterior cuando se evalúa lo que se aprendió en la escuela se hace desde la perspectiva de cada quien, según le haya ido en la feria. Es cierto que la necesidad de transformación que sufrió la sociedad en general en la época de los setenta, oriento a buscar una forma de educar distinta a la que se estaba dando en ese momento, pero también es cierto que esa búsqueda desemboco en afirmaciones totalitaristas precisamente por el desconocimiento de lo que se debía de realizar en las instituciones educativas, con miras al siglo XXI. En aquel momento se empezó por hacer una distinción entre evaluar y medir, misma que iniciaron Margarita Panzsa, Morán Oviedo y Díaz Barriga, y se postulo que el docente debería de abandonar la educación tradicional y orientar su labor hacia una educación más activa, primero buscando explotar los aspectos lúdicos (se recupero los postulados de la escuela nueva), después que fuera más científica (se desarrollo la tecnología educativa y la idea del maestro como terapeuta) y por último la idea de partir de la realidad social de los discentes (didáctica crítica). Y en este proceso se fueron satanizando prácticas desde un punto de vista subjetivo.

            Por ejemplo, en el campo de la evaluación se afirma que se debe de abandonar el proceso de calificación y pugnar por un proceso evaluativo. Todo mundo estamos de acuerdo en que se deben de buscar formas de evaluar lo que las personas aprenden, pero en el plano de  la escuela, según se va en ascenso, lo que se califica y evalúa es distinto. Así en la educación básica la evaluación es más formativa que informativa, a nivel medio superior las dos tienen igual peso y definitivamente a nivel superior la educación es más informativa. Por ejemplo a un médico no se le pide que le “eche ganas” cuando opera a un paciente, se le pide que lo haga bien, de acuerdo a los conocimientos que adquirió en su paso por la licenciatura. Cuando nuestro paciente sale del hospital caminando y sano no nos interesa si el médico es un patán o no, sino que realizo bien su labor. En ese momento si nos interesa que él este calificado para realizar su actividad y para ello debe de haber alguien que lo califica o descalifica para realizar dicha actividad.

            Es por todo lo anterior que es importante delimitar hasta que punto se debe de evaluar y hasta cual calificar, es verdad que se debe de evaluar el desempeño de las personas, pero también los es el hecho de que se debe de calificar dicho desempeño. En el nivel medio superior es importante que los estudiantes se apropien de las herramientas que les permitan incursionar, ya sea al nivel profesional o al campo laboral. Por ejemplo, si el alumno no puede continuar con sus estudios superiores que sepa expresarse con corrección y propiedad, que sepa atender a las personas en los distintos espacios de trabajo; estar calificados para atender una tienda, vender un producto, etc. tener la habilidad necesaria para interpretar los distintos campos de desarrollo y actuación y ser asertivo.

            Las afirmaciones se nos presentan en el plano de la argumentación y por esta razón es indispensable revisar los fundamentos de las afirmaciones en la óptica de la realidad social.

            En el contexto de las instituciones educativas la evaluación tiene un papel importante ya que induce los cambios, mejoras o progresos a partir de las necesidades sociales. A nivel social se determina qué se debe hacer para insertarse como miembro de la comunidad, por lo que la escuela brinda respuestas a una parte de estas necesidades, que dicho sea de paso no se pueden generar fuera de la escuela. Es decir lo que se aprende a nivel escolar es distinto a lo que se aprende a nivel social, la escuela forma e informa acerca de aspectos que difícilmente se pueden apropiar en la casa, la calle o el trabajo.          

            Es en este ámbito, que compete exclusivamente a la institución escolar, que se evalúan dichos procesos inmersos en la realidad social; reportar, resumir, analizar, sintetizar, ensayar, hipotetizar, etc., dentro de un marco profesional (si se piensa que la escuela forma para realizar estudios a nivel superior o profesional). Son saberes que vinculan las habilidades capacidades, conocimientos, destrezas de los discentes. Y en este sentido la evaluación se concibe como un mecanismo por medio del cuáles pueden apreciar los avances del alumno en el procesos formativo-informativo.

Se piensa en este espacio que la evaluación es importante debido a que este inmersa en todo el proceso educativo e inscrita en un proceso más general, como lo es la planeación. Por estas razones evaluar cada uno de los momentos que contiene la instrucción, capacitación, adiestramiento o educación, nos permitirá volver sobre nuestros pasos y ayudar  de una mejor manera a los alumnos en su formación, Tal es su papel.

Se puede decir que la percepción de la evaluación ha variado debido a que las necesidades sociales se han modificado por las transformaciones tecnológicas, científicas y humanas. Las generaciones pasadas al identificar una determinada necesidad la insertaban en las prioridades de la educación, aunque las generaciones que recibían esa modificación detectaban otras, lo que provoca que cada generación adecue los procesos educativos a partir de sus necesidades concretas.
           
            En este sentido al avanzar los conocimientos en torno a la Psicología fueron brindando mejores espacios de aplicación en el aula al problema añejo de la filosofía del conocimiento, circunscribiéndolo al del aprendizaje, que como función del organismo le permite enfrentar su realidad. Por lo cual el conductismo dio paso al desarrollo de la Gestalt, del modelo cibernético, de la epistemología genética, y dio avance a la línea de Ginebra con Piaget y a la escuela rusa con Vigotsky. Corrientes dentro de la Psicología que explican diferentes aspectos del aprendizaje y por lo mismo nos explican, complementándose, la forma en que reconstruimos la realidad.

            Por esta razón al llevar a cabo un proceso de enseñanza-aprendizaje no podemos dejar de lado los descubrimientos que los psicólogos han realizado en torno al aprendizaje, para reflexionar acerca del proceso educativo, que se complementa con el análisis de la enseñanza, mismo que se centra en las posturas didácticas de Margarita Pansza, Morán Oviedo y Díaz Barriga. Con esto en mente la evaluación forma parte de un proceso más amplio, como lo es el de la planeación, ya que esta nos remite a el qué, para quienes, cómo, donde, cuando, para qué. Aspectos sobre los cuales hay necesidad de voltear cuando se quiere revisar lo que se hizo o se quiere evaluar. Aún y cuando la evaluación se da a lo largo de todo proceso.

            La fundamentación por tanto se debe centrar en la distinción entre acreditar, certificar, calificar, evaluar; entre educar, adiestrar, instruir y capacitar; entre evaluar, autoevaluar y coevaluar; y en la delimitación de objetivos, conocimientos y  saberes de una determinada asignatura. Esta fundamentación también debe de contemplar los momentos de la evaluación, tales como la evaluación pronostica, diagnostica y sumativa, además de establecer los criterios y parámetros para llevar a cabo dicha evaluación. Como se comenta en el texto del modulo II “Evaluación del aprendizaje” de la Dra. Ofelia Ángeles Gutiérrez, existen distintos estilos de aprendizaje, de acomodar la información de acuerdo a experiencias de vida, de interpretar dichos sucesos, de percibir las situaciones, lo que conlleva a considerar que no se puede pretender medir lo que cada persona aprende, pero si se puede evaluar el impacto que la práctica de los docentes tiene sobre sus alumnos, las dificultades que tienen frente a un contenido o a un procedimiento, para llevar a cabo acciones correctivas, es decir, en palabras de la Dra. Ofelia “La evaluación es más que un proceso para calcular y asignar calificaciones...” y añade más adelante: “... debe permitir valorar los procesos personales de construcción de conocimiento por lo que, en esta perspectiva (la constructivista), son menos importantes los resultados de procesamiento o recuperación superficial de la información” argumento que no se contrapone con el de la acreditación, calificación o medición, sino que hace hincapié en la necesidad de que exista una conjugación entre los elementos cuantitativos (externos) y los cualitativos (internos) del proceso de la evaluación.

            Por todo lo anterior nos inclinamos por considerar que la evaluación en el plano educativo puede convertirse en un proceso más objetivo en la medida en que el docente implemente mecanismos de regulación de su evaluación, evalué la forma en que esta evaluando de acuerdo a los objetivos plasmados en su planeación, las actividades seleccionadas para el abordaje de un determinado contenido, los apoyos que pueden ofrecerse al alumno en su proceso cognitivo, las estrategias utilizadas, etcétera, en síntesis que ponga en la mesa de la discusión el grado de significatividad que sus acciones tienen en el alumno.

Formas mentales