lunes, 30 de mayo de 2011

Filosofía oriental.

                                                                                                      Elaborado por Pedro Morán Rosas

La filosofía oriental se desarrollo en los países de China y la India, se difundió a partir de las invasiones que llevo a cabo Alejandro Magno, pues en la etapa helenística se fusionaron elementos de la cultura griega y la oriental. China es un país que se encuentra entre el Tibet y Mongolia, su origen se remonta al emperador Huang Ti, quien funda la dinastía Tsin, nombre del que se forma la palabra China (Tsina). La cultura que se desarrollo a partir de entonces, fue una cultura rica en aportaciones científicas, médicas, arquitectónicas, pero sobre todo propositiva con su idea del apego a los procesos naturales.

La religión China impulso el desarrollo de la Filosofía que crearon. Fue una religión politeísta, que postulaba que los fenómenos de la naturaleza era la respuesta frente a los pecados cometidos por los hombres. La filosofía que se genero se opuso a estas ideas, que no contribuían para llevar una vida recta, Confucio, Lao Tse, y posteriormente Buda rechazaban las creencias supersticiosas y propugnaban por la sabiduría para vivir y dejar vivir.

Lao Tse. (600 a. de C)             

La filosofía de Loa Tse se basa en el camino del hombre o Tao, que se representa con su pictograma, en el que la parte superior se refiere al camino y el de abajo al hombre. Su pensamiento recibe el nombre de Taoismo, mismo que escribió en su obra “Tao Te King”, el libro de la vía y de la virtud, que contiene 81 máximas que sintetizan su visión de la vida y la búsqueda de la sabiduría, misma que se alcanza por medio de la virtud y la armonía con el cosmos, lo que redundara en la felicidad del hombre.

En Lao Tse se puede apreciar el apego por lo natural con su propuesta del “No hacer” (wu-wei), que se refiere a no cometer actos que se contraponen a la naturaleza, ello quiere decir que el hombre debe de ser espontáneo, debe de fluir de acuerdo con las cosas que le rodean, no forzar nada ni interrumpir el proceso de las cosas. Un ejemplo de esta forma de pensar se puede observar en la máxima “si amas algo déjalo en libertad, si regresa, siempre fue tuyo, si no, entonces nunca lo tuviste en realidad”. Lo que nos induce a pensar que no hay que forzar los acontecimientos, dejarlos fluir, ya que todo forma parte del Tao y en él debe de existir armonía. Esta es la base de esta religión-filosofía, la unidad de las contradicciones, que no es otra cosa sino el Tao, la síntesis de los opuestos como se muestra en el Yin (lo pasivo, femenino, negativo) y el Yang (Lo activo, masculino, positivo).

Bajo esta perspectiva el hombre debería de volver a lo natural y rechazar el desarrollo científico y material, de ahí la idea de alejarse de todo lo que implicaba esto y convertirse en ermitaño. Las prácticas ascéticas eran comunes, mismas que combinaban con ejercicios parecidos al yoga, por lo cual recibían el nombre de gimnosofistas, sabios a través del dominio del cuerpo.


Confucio (Kong Qiu) 551-479  a. de C.

Confucio fue otro de los representantes más importantes de la filosofía oriental, su pensamiento se conservo en su obra “Las Analectas”, que muestra las conversaciones que sostenía con sus discípulos, mismas que giraban en torno a los aspectos morales, en esencia referidos a los valores que se muestran en las relaciones humanas y las que deberían prevalecer. Por ejemplo en el caso de las relaciones entre patrón y subordinado, esposo y esposa, padre e hijo, siempre deberían de mostrarse actitudes de benevolencia, lealtad, respeto y reciprocidad. Actitudes de benevolencia del superior a su subordinado, y de respeto y lealtad del subordinado a su superior. (“El hombre superior gusta de ser lento en palabras, pero rápido en obras”).

Como se puede apreciar Confucio se contraponía al pensamiento de Lao Tse, sobre todo en lo referente a la vida social, que Confucio veía con agrado, hecho que le sirvió para que los gobiernos de aquellas épocas retomaran su pensamiento para servirse de ellos en términos políticos. Aunque pronto Confucio se desencanto de los gobiernos de su época y retomo la búsqueda de la sabiduría de sus ancestros, retomando y recuperando los principios de los sabios de la antigüedad, con lo que enalteció el valor del ejemplo (“Transporta un puñado de tierra todos los días y construirás una montaña”). La buena conducta se convierte en un medio para que todos sigan el ejemplo; el respeto por la tradición; la meditación, son elementos que nos guiaran a la virtud, a la armonía. Sin embargo las inclinaciones que tiene el hombre, que son las de la carne y las de la razón, lo pueden alejar o acercar, respectivamente, a la perfección., las de la carne son peligrosas, y las de la razón son fáciles de perder (“Nuestra mayor gloria no esta en no caer jamás, sino en levantarnos cada vez que caemos”).

Ambos pensadores nos orientan a una regla de vida, una forma de asumir la existencia, por ello son moralistas, porque proponen las bases sobre las cuales podemos y debemos actuar. Sin embargo no fueron los únicos en el oriente, también en la India se desarrollo una corriente de pensamiento llamada el budismo.


Budismo.

El budismo que se desarrollo en la India se manifestó como religión  y se dio posterior al Veda y el Brahmanismo. Los Vedas tendieron a adorar las fuerzas de la naturaleza con dos dioses principales El Dios del cielo (Indra) y el de la tierra (Vishnú), quienes cuidaban a los hombres de los demonios y las fuerzas del mal. El brahmanismo, por su parte se fundamento en la adoración a Brama o creador del universo, a los sacerdotes que lo adoraban se les llamo brahmanes., quienes creían en la trasmigración de las almas o la reencarnación, necesaria para la purificación de las almas. Esta última religión se mantuvo hasta que el pueblo se rebelo en el siglo VI a. de C. contra los brahmanes, el líder que encabezo la sublevación fue Sidarta Gautama, a quien se le dio el nombre de Buda (el iluminado). Aunque tiempo después los brahmanes recuperaron su hegemonía y el budismo se desterró al Tibet.

Buda o Sidarta Gautama se oriento a proponer una vida moral, más que religiosa, dejo como ,legado guías de acción para la vida que se orientaron a la preservación, el respeto, la honestidad, el ascetismo en todos los sentidos. Consideraba importante la vida, por ello no toleraba que se diera muerte a ningún ser viviente; en relación al respeto recomendaba no decir mentiras, ni ser adultero, no abusar de bebidas alcohólicas, no asistir a fiestas. Todo con el fin de alcanzar la perfección y cumplir con el deber, y sobre todo buscar la verdad. Es decir buscar la felicidad por medio de evitar el deseo y el ansía, la tranquilidad mental a través de evitar el sufrimiento que surge de la confusión generada por la pasiones, entrar a un estado de paz espiritual llamado nirvana.

viernes, 20 de mayo de 2011

Escuelas y Universidades en la época de la colonia en México


Elaborado por Pedro Morán Rosas.


Durante la época colonial en México una de las preocupaciones era instalar escuelas y universidades, teniendo claro que la misión educativa los llevaría a su fin evangelizador, para esto  llegaron  frailes  que  tenían  como  tarea fundamental suprimir de la mente indígena sus ideas “paganas” e imponer una fe religiosa guiada por la concepción católica.

Una  vez  consumada  la  conquista,  los  es- pañoles se enfrentaron a la tarea de evangelizar a los indígenas, labor que tenía como fin propagar las ideas de Dios, sin embargo, de la  pugna  entre  las  posturas  de  Sepúlveda  y de  las  Casas  la  acción  evangelizadora  tomó senderos distintos, recordemos que el primero sostenía la idea de que los indígenas de las nuevas  tierras  conquistadas  eran  inferiores, -por no tener cabida dentro de sus creencias religiosas-, en el sentido de que ellos creían que Dios había creado al hombre en Europa y la existencia de otras personas en otro lugar los llevaba a considerar si tenían el grado de seres humanos o no[1] En otras palabras la idea que se tenía del mundo,  entró  en  crisis  y  se  hizo  necesario crear otra concepción en la que el nuevo territorio tuviera lugar, lo que orilló a considerar los postulados de la concepción cristiana en el sentido de que posiblemente la historia de la creación de Dios no pudiera aplicarse a estas personas, lo que hacía posible la existencia de dos mundos; de ahí la distinción que se  le  hizo  con  el  nombre  de  Nuevo  Mundo. Así, Bartolomé de las Casas centró su tesis en considerar  que  los  indígenas  tenían  el  mismo derecho a evangelizarse, ya que sólo Dios podía abrogarse el derecho de decidir quien debía recibir la verdadera religión y quien no, en este sentido se consideraba a los nativos del lugar como seres inteligentes, dignos de guiar su destino y sólo correspondía a los es- pañoles la convivencia con ellos y el intento de convencerlos de la existencia de un sólo Dios  verdadero,  pero  si  estos  presentaban una  posición  a  no  dejar  que  dicha  labor  de convencimiento tuviera lugar, entonces se te- nía el derecho de imponer por la fuerza dicho derecho. Existían como ya se mencionó dos criterios: uno orientado a tratar a los naturales como seres inferiores y por tanto dignos de  ser  sometidos,  mientras  que  la  otra  los consideraba  como  seres  inteligentes  y  con derecho a guiar su destino.


Por  ello,  la  primera  preocupación  de  España se centró en la reeducación de los habitantes  del  Nuevo  Mundo,  misma  que  se orien  a  fundar  los  colegios  de  la “Capilla de  San  José  de  los  Naturales,  el  “Colegio De San Tiripitío y el “Colegio de Santa Cruz Tlatelolco. Estos   colegios   se   encargaron principalmente de evangelizar y formar a los indios en la fe de Dios, este proceso de transculturación  culminó  con  el  mestizaje  cultural, -con la conquista espiritual-, puesto que los indígenas opusieron una resistencia que, aunque silenciosa, no dejó de ser importante y, además, fue generando una transposición de creencias, es decir, los indígenas siguieron adorando a sus dioses por medio de la representación de los santos españoles. Por otro  lado,  el  “Colegio  de  San  Juan  de  Letrán (1529) se encargó de la educación de los mestizos, en la misma dirección.

Sin  embargo,  aún  no  existía  una  institución  educativa  que  orientara  sus  esfuerzos educativos hacia los hijos de españoles, por lo cual se gestionó la creación de una Universidad que respondiera a esta necesidad, de ello se encargaron Fray Juan de Zumárraga  y  Don  Antonio  de  Mendoza  en  1537. Esta necesidad de la Universidad fue a la par con la decadencia del Colegio de Santa Cruz Tlatelolco, misma que se fue incrementando por las dificultades económicas,  las  pestes que los mismos españoles habían generado con su llegada y la necesidad de tener maestros que reprodujeran la forma de pensar española.

Todavía faltaría tiempo para que se autorizara la creación de la Universidad, no fue sino hasta el 25 de Enero de 1553 que la Real y Pontificia Universidad de México abrió sus puertas. Fue una institución creada a semejanza  de  la  Universidad  de  Salamanca  que se dividía en cuatro facultades: Teología, Derecho  (civil  y  canónico),  Medicina  y  Artes. La  Universidad  estaba  conformada  por  un rector  quien  era  elegido  por  el  claustro  de concilios  (constituido  por  estudiantes),  también dependía de los claustros de diputados (conformado por los maestros).   Además de estos cuerpos existían los bedeles, cuadrilleros (porristas), cancelario o sigilario, todos los cuales le daban vida administrativa o académica. Sin embargo, el órgano fundamental de la Universidad va a ser el Claustro. En la Universidad se obtenían los grados de Bachiller, Licenciado y Doctor.

En síntesis, la Universidad fue un espacio destinado  a  conservar  la  organización  política de España, por lo cual se conservó casi intacta la enseñanza del Trivium y el Quadrivium[2], aunque se le añadieron materias que estaban  relacionadas  con  el  aprendizaje  de las lenguas indígenas e incluso oriental, esta última nunca se instituyó, aún cuando estaba considerada. Además en los estudios de medicina se amplió con la enseñanza de la medicina indígena (herbolaria).

En  la  Real  y  Pontificia  Universidad  de México se formaron a los intelectuales que después influirían en el desarrollo de la vida colonial, dándole un nuevo sentido a la visión que se les inculcaba, ya que fue el espacio para iniciar la crítica de las ideas europeas.


[1] No es sino hasta el 17 de Junio de 1537 que el Papa Paulo III confirma el grado de seres humanos a  los  indígenas  de  América  con  la  Bula  “Sublimis Deus.

[2] El quadrivium consistía en la enseñanza de las matemáticas, geometría, la música  y Astronomía. El trivium consideraba   la enseñanza de la retórica, la gramática y la dialéctica

Formas mentales